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Mensaje por Anfitriona Lun 21 Ene 2013, 17:16

Hace veinte años yo trabajaba en un taxi para vivir. Lo hacía en el turno de noche y mi taxi se convirtió en un confesionario móvil. Los pasajeros se subían, se sentaban detrás de mí y en total anonimato y me contaban acerca de sus vidas. Encontré gente cuyas vidas me asombraban, me ennoblecían, me hacían reír y me deprimían. Pero ninguna me conmovió tanto como la mujer que recogí en una noche de agosto. Respondí a una llamada de unos pequeños edificios en una tranquila parte de la ciudad. Asumí que recogería a algunos saliendo de una fiesta, o alguien que había tenido una pelea con su amante, o un trabajador que tenía que llegar temprano a una fábrica de la zona industrial de la ciudad. Cuando llegué, a las dos y media de la madrugada, el edificio estaba obscuro excepto por una luz en la ventana del primer piso. Bajo esas circunstancias, muchos conductores solo hacen sonar su bocina una o dos veces, esperan un minuto y después se van. Pero yo he visto muchas personas que dependen del taxi como su único medio de transporte. Aunque la situación se veía peligrosa, yo siempre iba hacia la puerta. “Este pasajero debe de ser alguien que necesita de mi ayuda razoné. Por tanto, caminé hacia la puerta y toque <un minuto>, y respondió una frágil voz. Pude escuchar que algo era arrastrado a través del piso; después de una larga pausa, la puerta de abrió. Una menuda mujer, de unos ochenta años, se paró enfrente de mí. Ella llevaba puesto un vestido floreado y un sombrero con velo, como alguien de una película de los años cuarenta. A su lado una pequeña maleta de nailon. El apartamento se veía como sin nadie hubiera vivido allí durante muchos años. Todos los muebles estaban cubiertos con sábanas, no había relojes en la pared y ningún cuadro o utensilio. En la esquina había una caja de cartón llena de fotos y una vajilla de cristal.

Repetía su agradecimiento por mi gentileza.

- No es nada – le dije --. Yo solo intento tratar a mis pasajeros de la forma en que me gustaría que mi mama fuera tratada.

- ¡Oh! , estoy segura de que es un buen hijo—dijo ella.

Cuando llegamos al taxi me dio una dirección; entonces pregunto:

- ¿Podría llevarme por el centro de la ciudad?

- Ese no es el camino más corto – Le respondí rápidamente.

- ¡Oh! , no Importa –dijo ella --. No tengo prisa, voy camino al asilo.

La mire por el espejo retrovisor; sus ojos estaban a punto de llorar.

- No tengo familia – continuo ella --. El doctor dice que no me queda mucho tiempo.

Tranquilamente alcancé y apagué el taxímetro.

- ¿Qué ruta le gustaría que tomara? – Le pregunte.

- En las siguientes dos horas conduzca por la ciudad.

Ella me enseño el edificio donde había trabajado como operadora de ascensores. Conduje hacia el vecindario donde ella y su esposo habían vivido cuando eran recién casados. Ella me pidió que nos detuviéramos enfrente de un almacén de muebles, donde una vez hubo un salón de baile, al que iba a bailar cuando ella era niña. Algunas veces me pedía que pasara lentamente enfrente de un edificio en particular o una esquina y observaba la obscuridad, y no decía nada. Con el primer rayo de sol apareciendo por el horizonte, ella repentinamente dijo:

- Estoy cansada, vámonos ahora.

Conduje en silencio hacia la dirección que ella me había dado. Era un edificio bajo, como una pequeña casa de convalecencia, con un camino para coches que pasaba bajo un pórtico. Dos asistentes vinieron hacia el taxi tan pronto como pudieron. Ellos debieron haberla estado esperándola. Yo abrí el maletero y deje la pequeña maleta en la puerta, La mujer estaba lista para sentarse en la silla de ruedas.

- ¿Cuánto le debo? – pregunto ella, buscando en su monedero.

- Nada – le dije.

- Habrá otros pasajeros –contesté yo.

Casi sin pensarlo, me agaché y la abracé. Ella me sostuvo con fuerza, y dijo:

- ¡Necesitaba un abrazo!

Apreté su mano; entonces camine hacia la luz de la mañana, creo que es una de las cosas más importantes que eh hecho en mi vida…….

La gente, tal vez, no recuerde exactamente lo que tú hiciste o lo que dijiste…
Pero siempre recordaran como la hiciste sentir…

Anfitriona

Mensajes : 145
Fecha de inscripción : 10/07/2012

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